La epidemia de diabetes en el mundo se relaciona con una combinación de factores sociales, de comportamiento, genéticos e intrauterinos. La diabetes tipo dos es una epidemia secundaria a un estilo de vida sedentario y al gran aumento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad. La diabetes tipo uno ha ido incrementando lentamente su incidencia, pero aun así representa menos de un 5% de la diabetes total. La prevalencia de diabetes en el mundo se estimó en 415 millones para 2015 y se proyecta 642 millones para 2040.

Los cambios en el estilo de vida son vitales para las personas que padecen diabetes incluyendo la actividad física controlada y la alimentación saludable. Las modificaciones nutricionales son uno de los pilares para el tratamiento de este enfermedad, ya que optar por medidas apropiadas disminuye el riesgo de complicaciones. Es importante evitar sumar otros factores de riesgo cardiovascular como la dislipidemia, obesidad, inactividad física, hipertensión arterial y estrés oxidativo.

La diabetes tipo uno y tipo dos, son una enfermedad crónica y por ello es necesario que la persona reciba durante un tiempo prolongado educación alimentaria adaptada a sus posibilidades. Es importante, que durante el entrenamiento participe algún miembro de la familia, para contribuir al éxito del tratamiento. 

Recomendaciones y principios nutricionales:

  • Las calorías recomendadas dependen del peso corporal y la actividad física a realizar. 
  • La ADA recomienda que el consumo de hidratos de carbono debe ser individualizada y se debe priorizar el consumo de vegetales, frutas, granos enteros y legumbres. 
  • La guía canadiense recomienda consumir una proporción de hidratos de carbono al día del 40-45% proveniente la gran mayoría de grano entero. 
  • La fructosa (azúcar presente en la miel y en muchas frutas), provoca una respuesta glucémica menor que la sacarosa o la glucosa ya que no requiere insulina en los primeros pasos del metabolismo. Se recomienda su consumo en cantidades moderadas. 
  • La fibra es un componente importante ya que tiene un valor terapéutico y puede reducir la prevalencia de la enfermedad. Se debe consumir fibra soluble (pectinas, gomas, mucílagos, fructooligosacáridos) e insoluble como granos enteros, vegetales y frutas. La fibra soluble tiene la capacidad de formar una masa viscosa en el estómago y el intestino, que enlentece la velocidad de absorción. La ADA estable la siguiente recomendación, 14 gramos/1000 kcal en general. La elevada ingesta de fibra reduce el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular, diabetes tipo dos y cáncer. 
  • Es prudente limitar el consumo de azúcar en personas con diabetes. El consumo de edulcorantes (ciclamato, sacarina, aspartamo, sucralosa, acesulfamo K y neotame), es seguro si se consume en raciones controladas. 
  • En personas con una función renal normal se recomienda una ingesta de proteínas de un 15-20% del valor calórico total. Una ingesta mayor del 20% puede ser un factor para el desarrollo de la enfermedad renal diabética. 
  • El alcohol puede tener un efecto hipoglumiante, esto es determinado en función de la cantidad de alcohol ingerido, si se consume con la comida o no o si la ingesta es crónica. Lo recomendable es ingerir alcohol con las comidas de manera controlada y esporádica.     

Algunas de las intervenciones clínicas para mejorar el manejo de la diabetes incluyen la practica de ejercicio físico, además del tratamiento médico, la terapia alimentaria, la educación diabetológica y el tratamiento farmacológico.